Esta vez la Mujer Maravilla no llegó con su traje típico de capa y con su escudo, sino con un pantalón negro, una camisa rosa y con algo que le hacia más poderosa que su escudo: una peluca color negro.

La Mujer Maravilla que les habló se llama Ermila Nohemy Baca Aguirre, tiene 31 años, se encuentra casada con Jorge Luis Martínez, y tiene dos hijas a las que ama con todo su ser: Zoe Marcela de siete años y Ariana Sofía de tres.

Su batalla la comenzó el 17 de abril del 2017 cuando fue diagnosticada con carcinoma Ductal invasivo (cáncer de mama) etapa II.  “En ese momento me di cuenta que el único requisito para tener cáncer es estar vivo”, dice Ermila.  Estamos acostumbrados a ver en los anuncios que una mamografía se tiene que hacer hasta los 35 años y eso hasta cierto punto nos crea la idea que antes de esa edad es imposible que nos dé esa enfermedad.

En el caso de Ermila fue diferente, al descubrirse una bolita en una de sus mamas en diciembre del año pasado. “Siempre fui de las personas que se realizaba el auto-examen, así que conocí a la perfección mis mamas y fue en diciembre que descubrí una bolita, pero como era fiestas de Navidad tenía miedo de el resultado y no quería arruinar las fiestas”, dice Ermila.

 

Dos meses después de descubrir esta bolita, su suegra y mamá le dijeron que ya era tiempo de acudir al doctor, así que se decidió y fue al ginecólogo.  “Fui al ginecólogo y me hicieron un ultrasonido, luego el doctor me dijo que no le gustaba lo que miraba y me mandó hacer una mamografía (examen que no le correspondía hacerse por su edad) me lo hice de inmediato y me mandaron hacer una biopsia”, añade Ermila.

El 17 de abril, el doctor Galeas le dijo que sufría un cáncer de mama agresivo.  “Mi mundo se vino abajo con ese resultado, pero decidí que no era una sentencia de muerte, sino un nuevo reto en mi vida. Este reto se ha convertido en vivir la vida intensamente, como si fuera el último”, cuenta.

Inmediatamente el doctor programó una cirugía para amputarle las mamas, a pesar de que solo una mama era la infectada con cáncer, decidieron que mejor se cortaría las dos para evitar riesgos a futuro. “Yo le dije al doctor que si eso podía salvar mi vida que lo hiciera, un día antes de hacerlo me desnudé, me vi al espejo, y admiré tanto mis mamas y con lágrimas en mi cara dije que sería la última vez que las vería”, recuerda. 

El tipo de cáncer que ella sufre es uno de los más agresivos, así que de la única manera de combatirlo es bajo el efecto de quimioterapias y radiaciones. El tratamiento de ella son de ocho quimioterapias y al final se sabrá si se logró vencer o no el cáncer.  A pesar de este diagnóstico esta mujer tiene toda su fe puesta en Dios y acepta su voluntad.  “Dios nunca me ha dejado y tampoco lo hará en estos momentos, han sido momentos muy difíciles para mi porque el cáncer me ha enseñado pero también he sufrido, es por eso que le digo a todas las personas que luchan con esto que no son dignas de lástima, sino de admiración”, dijo Ermila.

Ella está convencida de que va a vencer esta enfermedad y será un testimonio del poder de Dios, aunque si no lo hace también aceptará la voluntad de Dios. “Siempre he servido en la iglesia y la noche que me di cuenta le dije a Dios ´Por qué?´, pero desde ahí he tenido la confianza de que Él tiene el control y que mis hijas siempre estarán bajo su cuidado”, dice Ermila. “Muchas veces nos creemos que estamos inmunes de está enfermedad y por eso estamos mal informados y eso les puede causar más daño”, advierte. Estoy segura que esta historia de la Mujer Maravilla tendrá una segunda parte, cuando ella nos cuenta cómo venció el cáncer. 

¡Adelante, Ermila!

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